
En primer lugar, las enormes columnas, que justamente tienen una altura bastante poco común para lo que yo pensé que resultaría la remodelación. En estas fotos se las puede ver. El árbol de naranjo, que estaba dando muchos frutos, fue bruscamente podado (espero que por lo menos los albañiles hayan disfrutado de las naranjas), aunque sigue en pie.
El dilema es un poco este: por la presencia de las columnas, calculé que mantendrían en pie una parte de la casa interna, la fachada. Sin embargo ahora no estoy seguro, mientras veo que lo poco que queda se deteriora. Al mismo tiempo, supongo que el árbol sobrevivirá, porque por lógica debería haber sido removido ANTES de empezar las obras. Igualmente, al haber visto cada aberración durante construcciones, no me sorprendería nada.

Dio la casualidad de que esta vuelta, cuando saqué las fotos, de nuevo me encontré en un día de lluvia. Los dejo con otros ángulos; desde el colectivo se ve más, pero me resulta imposible sacar fotos cuando estoy arriba.
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