sábado, 10 de febrero de 2018

Develando el misterio de los rostros que nos miraban

Hace cosa de un año y algo, comentaba en esta entrada la desaparición de dos molduras del edificio que antes ocupara una conocida galería de arte, Krass. Pasó el tiempo y encontré más información, y una que hace todavía las curiosa la historia. Todo lo que digo aquí fue comentado en el grupo de Facebook Fotografías y Estampas del Rosario Antiguo, por personas que conocen la historia de primera o segunda mano.

En primer lugar, ponernos en contexto. Krass (y esto no lo sabía y por mi relativamente corta edad y por no pertenecer al mundillo) era una galería muy importante, en gran medida debido a que su creador y dueño, Gilberto "Krass" Krasniansky, fue el centro sobre el cual se articularon muchas personalidades locales del arte y la cultura. Es así como fundó la galería, para generar un punto de encuentro mucho más fuerte.

Ahora bien, lo que descubrí es que las molduras que menciono en el artículo anterior NO eran originales a ese edificio, no formaban parte del mismo. ¿Cómo llegaron ahí? Por suerte, y por mala suerte también se perdieron.

Aparentemente la cuestión fue así. En 1977 se decide la remodelación de un edificio cercano, el Banco Español, que estaba en la esquina de Santa Fe y San Martín. Como se puede ver en las imágenes (obtenidas del grupo Fotografías y Estampas del Rosario Antiguo, en Facebook), en casi todas las arcadas estaba esta moldura, la de un hombre viejo que algunos dicen representaba a Poseidón, o a algunos otros personajes mitológicos. En fin, que muy estúpidamente se daña el aspecto original del edificio para poner carteles sobre los arcos (el de la AFIP es nuevo, creo que la AFIP no existía en esa época, era otra dependencia u otro banco, creo que el BID, recuerdo en los 90s haber estado ahí fotografíando el edificio con una amiga que vino de visita a la ciudad).


En fin, por lo que se saben, las molduras terminaron en un volquete de demolición, porque aparentemente para estos sujetos ya no servían para nada. Como Krasniansky tenía su galería a la vuelta, los encontró, pidió permiso para llevarse un par y los incorporó a su fachada, en donde estuvieron por mucho tiempo.

Ahora bien, la municipalidad tomó la posta en restaurar el edificio de Santa Fe y San Martín, hacia 2008. Por lo que sé el edificio no es de la Muni ni de la AFIP, sino que tenía otro dueño, que supongo lo alquila.

Autoridades de la Muni y encargados del proceso de restauración se acercaron a los nuevos dueños del edificio en donde había estado Krass (Krasniansky había cerrado la galería en 2008, ya que el año anterior se había enfermado gravemente, y luego falleció). Con Krasniansky aparentemente se había charlado la idea de reponer las molduras originales, o al menos sacarlas para tomar un molde y poder replicarlas para volver a colocarlas en el edificio de donde venían.

Sin embargo Krasniansky muere. Se sigue la negociación con los dueños del local, pero no se sabe por qué, los nuevos dueños lo refaccionan y retiran las molduras del viejo barbudo sin avisarles a nadie.

Lamentablemente debido a que hay un proceso de restauración abierto por el Estado, en este caso la Muni, la burocracia no puede esperar indefinidamente a que los dueños se vuelvan a poner en contacto o respondan. El proceso de restauración termina cerrándose con lo que hay. Nuevamente, gracias al egoísmo de un privado, la ciudad pierde algo valioso e irrecuperable.

Así que ahora nos quedamos sin el pan y sin la torta. Ni en el edificio de Krass, ni en el original: en ambos hay un vacío, notorio en uno, no tanto en otro, pero un vacío en fin.


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