jueves, 5 de enero de 2017

Las marcas por donde pisamos

Hace tres años me llegaba esta noticia, trágica, y algo tétricamente ilustrada en la foto del diario. Eugenio Guadagnoli, de 19 años, había sido asesinado en la esquina de San Juan y Entre Ríos.

Como transeúnte más o menos regular de esa zona, uno de los vértices de la Plaza Sarmiento, me generó algo fuerte cuando, días después, tuve que pasar por ahí. La gente iba y venía. No recuerdo si todavía quedaban rastros del charco de sangre; creo que no, aunque mi mente se resiste a borrar la presencia de una mancha oscura que yo atribuí a eso, aunque podría haber sido cualquier otra cosa.

Todo el asunto me hizo pensar en cuantos lugares pisamos sin conocer su historia; baldosas que pueden contener asesinatos, robos, desencantos amorosos, besos, abrazos, reencuentros... y pasamos por al lado y por encima sin conocerlos. Muchos pasaron por esa esquina, y siguen pasando, sin saber que allí se apagó violentamente una vida, la de alguien que no se lo merecía (después de todo, ¿quien merece la muerte? Nadie.).

La cosa no se me borra, porque sigo pasando por esa esquina.

El 24 de diciembre, a la mañana, vi esta noticia y me pareció hermoso justamente por eso: no olvidar ese sitio, pero resignificarlo. Un grupo de personas, entre ellos el padre del muchacho, acordaron con el dueño de la esquina pintar el lugar con un mural, para recordar a Eugenio pero también dar un mensaje contra la violencia.

Tengo que visitar la esquina cámara en mano: es una vieja casona vaciada por dentro y convertida en estacionamiento (el destino vacío de muchas casonas en lugares estratégicos, un reciclaje típico de Rosario). Pero cuando lo haga mencionaré solamente lo arquitectónico: dejo esto como "esquina curiosa" por todo lo demás.

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