Es el caso de esta escalera que vi por casualidad, hace un tiempo, por el barrio Empalme Graneros. A pocos metros de la villa de Barrio Toba, cerca de las vías, existe una casa como muchas otras, hechas de manera improvisada, evidentemente sin asesoramiento profesional.
Las fotos son borrosas y desprolijas porque fueron tomadas con un celular, sobre un colectivo, poco tiempo después del incidente. En ellas se puede ver una escalera derrumbada, sostenida, a la derecha, por una pared de ladrillo hueco, y a la izquierda, por una simple y delgada columna. Por lo que recuerdo, esa columna estaba a la altura de un pequeño descanso, pero no había nada más que soportara el peso de la estructura.

Este fue el resultado. Nos sorprende que haya durado tanto: yo la ví durante varios meses, hasta que finalmente cedió. Tengo que asumir que los dueños utilizaban poco la escalera, o que tal vez tuvo un apuntalamiento que no vi, y que al retirarlo, al poco tiempo todo colapsó.
Sea como sea, siempre la consideré una escalera del terror: un lugar al que nunca me hubiera acercado, ni por debajo ni por arriba.
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