sábado, 21 de junio de 2014

Una calle de fuerte pero efímera presencia

Hace tiempo comenté en otro de mis blogs la lamentable, pero de alguna manera esperanzadora, historia de la ciudad checoslovaca de Lídice, arrasada por los nazis en la Segunda Guerra Mundial.

Uno de los carteles indicadores del nombre de la calle,
que se extiende por una cuadra y fracción.
Comentaba entonces que el hecho me tocaba de cerca, porque en Rosario había una calle que, muy probablemente, fue bautizada con ese nombre en esa época, como parte de la campaña mundial para evitar que el nombre fuera borrado. Pero no hablé mucho del tema, y ahora toca profundizarlo un poco.

La calle Lídice funciona como límite del breve, brevísimo, Barrio Inglés, que ocupa exactamente dos manzanas. El barrio fue construido para albergar a los trabajadores de los ferrocarriles, cerca de uno de los nudos ferroviarios más grandes de Rosario y al lado del edificio principal de la empresa, y es una joya desconocida para muchos rosarinos. Otro día, con más tiempo, le dedicaremos una entrada como se merece.

Pero volvamos a hablar de Lídice. Sin duda es una de las calles más cortas de Rosario, no sólo porque apenas recorre una cuadra edificada, sino porque, para colmo, esa cuadra es breve. Aunque también tenemos que tener en cuenta un dato curioso: según el plano catastral de Rosario, la pequeña curva que recorre antes de reunirse con la calle Central Argentino, aunque no registra ningún lote, edificación o numeración, también es parte de la calle. Así se le suma un poquito más.

Parte del recorrido de la calle, en una sola foto. La curva entre el parque
y el pequeño cantero central es la fracción que se suma.
De hecho, la calle es tan corta que es necesario hacer el mayor nivel de zoom en el mapa para podeer verle el nombre. Yo por un tiempo no la podía encontrar. En Google Maps, ni siquiera aparece. Y aunque tenemos mejor suerte en el mapa catastral de la Municipalidad de Rosario, en donde el nombre aparece luego de un par de zooms, no sé por qué no aparece todo el recorrido de la calle: sólo está marcado lo que está numerado y edificado. Sin embargo, el nombre de la calle aparece en la capa de fotos aéreas que puede superponerse al mapa catastral.


La falta de señalización en el mapa catastral me hizo confundir hasta a mí, que conozco la zona, y por un tiempo pensé que la calle terminaba con los edificios. Pero no, sigue, hasta morir en la doble traza de la avenida Monsfeld.

Pero antes de ver eso, acerquémonos más y veamos más de cerca el recorrido de esta calle tan particular.

Otra toma de la cuadra, esta vez sobre el parte Scalabrini Ortiz.
Es la única cuadra edificada de la calle.

El segundo cartel indicador de la calle. La pintada deportiva es sencilla
de explicar: la calle está en las antípodas barriales del lugar de nacimiento
del club Rosario Central. Para decirlo de otra manera, a dos cuadras
se fundó el club.

Desde la esquina anterior. A lo lejos puede verse parte del Shopping
Alto Rosario, construido dentro de viejos edificios de ferrocarril.

La curva sobre el cantero, y un portón de la empresa Nuevo Central
Argentino. La calle que recorre esas cuadras no podría llamarse de otra
manera: Central Argentino.


Como ya dijimos, esto es todo lo edificado. El resto de la calle discurre entre dos zonas del parque Scalabrini Ortíz, sin edificaciones a los lados. De hecho, no hay nada de relevancia, ni siquiera un banco roto o un par de cascotes. Sólo pasto, un par de columnas, algunos árboles y los cordones.

A lo lejos, el límite de la calle Lídice. A la derecha, su confluencia
con C. M. Ávila, otra calle poco común en un barrio nada común.

La senda peatonal marca el límite. No más calle Lídice.

Lídice y C. M. Ávila, desde otro ángulo.
Así que eso es todo. Además de deberles una entrada sobre el Barrio Inglés, tengo que reconocer que les debo dos entradas adicionales, una para cada una de las otras "calles pequeñas" que lo demarcan. A ver cuando me puedo dar otra vuelta por ese lugar tan mágico como breve.

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