Uno de los carteles indicadores del nombre de la calle, que se extiende por una cuadra y fracción. |
La calle Lídice funciona como límite del breve, brevísimo, Barrio Inglés, que ocupa exactamente dos manzanas. El barrio fue construido para albergar a los trabajadores de los ferrocarriles, cerca de uno de los nudos ferroviarios más grandes de Rosario y al lado del edificio principal de la empresa, y es una joya desconocida para muchos rosarinos. Otro día, con más tiempo, le dedicaremos una entrada como se merece.
Pero volvamos a hablar de Lídice. Sin duda es una de las calles más cortas de Rosario, no sólo porque apenas recorre una cuadra edificada, sino porque, para colmo, esa cuadra es breve. Aunque también tenemos que tener en cuenta un dato curioso: según el plano catastral de Rosario, la pequeña curva que recorre antes de reunirse con la calle Central Argentino, aunque no registra ningún lote, edificación o numeración, también es parte de la calle. Así se le suma un poquito más.
Parte del recorrido de la calle, en una sola foto. La curva entre el parque y el pequeño cantero central es la fracción que se suma. |
La falta de señalización en el mapa catastral me hizo confundir hasta a mí, que conozco la zona, y por un tiempo pensé que la calle terminaba con los edificios. Pero no, sigue, hasta morir en la doble traza de la avenida Monsfeld.
Pero antes de ver eso, acerquémonos más y veamos más de cerca el recorrido de esta calle tan particular.
Otra toma de la cuadra, esta vez sobre el parte Scalabrini Ortiz. Es la única cuadra edificada de la calle. |
Desde la esquina anterior. A lo lejos puede verse parte del Shopping Alto Rosario, construido dentro de viejos edificios de ferrocarril. |
La curva sobre el cantero, y un portón de la empresa Nuevo Central Argentino. La calle que recorre esas cuadras no podría llamarse de otra manera: Central Argentino. |
Como ya dijimos, esto es todo lo edificado. El resto de la calle discurre entre dos zonas del parque Scalabrini Ortíz, sin edificaciones a los lados. De hecho, no hay nada de relevancia, ni siquiera un banco roto o un par de cascotes. Sólo pasto, un par de columnas, algunos árboles y los cordones.
A lo lejos, el límite de la calle Lídice. A la derecha, su confluencia con C. M. Ávila, otra calle poco común en un barrio nada común. |
La senda peatonal marca el límite. No más calle Lídice. |
Lídice y C. M. Ávila, desde otro ángulo. |
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